domingo, 3 de noviembre de 2013

El caballero inglés

En el lugar donde trabajo hay un inglés, un caballero inglés. Nació en Londres y viajó gran parte de su vida, hasta que llegó a Chile. Este caballero va todas las noches al bar. Bebe el mismo tipo de cerveza cada noche. Y se va ebrio cada noche antes de cerrar. Me da pena a veces. Otras, simplemente me es indiferente. 

Yo soy una de las garzonas del bar y atiendo seguido a este caballero inglés. Es parte de la casa. Hoy, por ejemplo, me tocó atenderlo. Tomó durante horas. Pagó la cuenta varias veces. Es un anciano de lo más cordial y agradable. Pero cuando bebe… le baja la pena y le pesa la soledad. 

En un momento abandonó la mesa en la que estaba sentado con algunos de sus camaradas patrios. Se acercó a mí. Me sonrió y dijo: “Iquique”. Así me dice porque sabe que soy de allá. Comenzó a hablarme de su vida. Me contó que era separado hace treinta años y vivía solo. No me dijo si era feliz o no, pero deduje que ese era el motivo por el que permanecía en el bar cada noche hasta tan tarde. Y el motivo, también, por el que bebía de la forma en que lo hacía. 

Le oí narrar sus historias y compartí unas sonrisas. Sentí pena por su soledad. La entendía bien… la conocía. Los seres de la noche que no tenemos el beneficio de una vida, ni encajamos en los horarios de una sociedad “tradicional”, nos identificamos con estos personajes solitarios. Ellos comparten nuestras noches, que son la mayoría de nuestra no-vida. Y se convierten en nuestros amigos, nuestras almas gemelas. 

Mi narrador protagonista volvió a su mesa. Le continué sonriendo. Me pregunté constantemente si él estaba tan conciente como yo de su propia soledad y la mía. Si él entendía, como yo, la conexión que aquel lugar generaba entre nosotros. 

Lo irónico es que en unas horas empezará mi día libre y me angustia saber que no tendré dónde refugiarme de mi propia soledad.

domingo, 22 de enero de 2012

¿Mujer y madre?

Me imagino que la maternidad es algo que toda mujer se cuestiona, ya sea el cuándo acontecerá, ya sea si se está preparada para que ello acontezca. Yo, por el contrario, me cuestiono si acontecerá y por qué no siento realmente deseos de que se me pegue el espíritu santo.

No seré una cínica. Tengo 25 años y ya viví mi primer amor. Ya pensé en una primera camada y en una vida familiar, pero nunca tuve la intención de concretarlo. ¿Será que es anormal en una especie no sentir el deseo de reproducción? Digo, todos quieren la prolongación de la vida, pero ¿cómo se prolonga la vida?, ¿a través de la memoria o a través de la reproducción de la especie? No existiría memoria sin seres que la contengan.

¿Qué nos hace madres? Más importante aún, ¿qué nos hace querer ser madres? La realización como mujer no me parece una razón universalmente válida. Si nunca tuviera hijos, ¿no sería una mujer completa? Una mujer, una persona, es mucho más que su función biológica. Sin negar que esa función biológica es el origen del mundo.

No tengo ánimos de atacar la creencia popular sobre la maternidad ni la importancia que da al rol de la mujer en la sociedad como soporte de la misma. Lo que siento es la necesidad de cuestionar mi propia postura al respecto. Saber quién soy no se define por mi género. Saber cuál es mi destino en este mundo creo que tampoco se debe ver determinado por ello. Hay mujeres hoy en día que se alejan del deseo de ser madres. Sus necesidades personales, quizás más egoístas ante los ojos de los demás, las guían en una dirección diferente. Algunas intentan tenerlo todo. Otras, muchas, intentan forjarse un camino en el que están solas, pero completas en sí mismas. Quizás en el tiempo la historia nos muestre que una profesión tampoco es la razón por la que la maternidad no nos llama hacia ella. Quizás algún día queramos unirnos al mundo de las madres y nuestro cuerpo nos traicione. Hay muchos “quizás” posibles. Pero la única conclusión que puedo entregar en este momento es que jamás encontraremos la respuesta si no nos planteamos la interrogante. ¿Por qué mi sueño no es ser madre?

lunes, 23 de agosto de 2010

NANA

Algo cambió en mí un día. Un “algo” difícil de explicar. No lo noté de inmediato, sino que en el pasar del tiempo se hizo obvio. Podría tratar de describirlo de la siguiente forma: un día, de negro pasé a gris. Me desteñí. Perdí la magia y comencé a sentirme más vacía de lo normal. Supongo que un cambio así es normal cuando pierdes a alguien tan importante en tu vida. Se cae un pedacito de tu mundo y cae al vacío del que las cosas jamás regresan.

Algo cambió en mí un día… y aquí estoy tomando consciencia de ello.
La vida material es como un círculo infinito. Jamás ves los límites, se hace imposible medir el diámetro, pero allí estás en el centro. Eres el punto que marca el centro de aquel círculo llamado universo. Alrededor tuyo están un millón de puntos más que llenan ese universo. Y mientras más cercanos a ti estén esos puntos. Mientras más arraigados estén en tu vida, más se desgarra tu universo cuando aquellos puntos desaparecen. El círculo se desgarra con la fragilidad de un trozo de papel.

Es humano pensar egocéntricamente. Creerse el centro de un universo y desgarrarse cuando algo cambia. Si alguien muere sufren todos menos el muerto. ¿Qué es más terrible que dejar de vivir? Muchos responderán: “que alguien que ames deje de vivir”. Y es verdad. Más terrible que dejar de sentir es sentir profundamente una pérdida.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Pérdida...

Desde el momento en que uno pierde algo, gana algo: la ausencia.
Al desprendernos de trozos de nuestras vidas se queda con nosotros el sentimiento de ausencia, el peso de aquello que no está, y que ahora hace falta. Intentamos maniobrar el miembro fantasma que hace gala de su partida dejándonos un vacío.

Desde el momento en que parte de nuestras vidas se queda atrás en el camino nos sentimos vacíos, incompletos. Desde... que perdemos seres queridos es que nos cuesta más querer a otro ser. Ni los corazones rotos se comparan con la irremediable pérdida del amor que estaba ahí antes de ser notado. Ni el tiempo borra al miembro fantasma que nos pena.

No puedo seguir ocultando la pena que siento, pues la vida me ha golpeado con la pérdida y ahora me pena la ausencia. ¿Saben? Llorar en silencio no es una forma real de expresión. No funciona si nos queremos desahogar. Nada cambia con unas lágrimas más ni unos ruidos menos. Y sin los seres verdaderamente amados la vida comienza a perder sentido.

sábado, 24 de julio de 2010

¿Simplemente no te quiere?

¿Qué rayos y centellas significa eso? Significa que estás atrapado(a) en una relación en la que la única fuente de cariño eres tú, o peor aún, que ni siquiera estás en una relación, sino que estás obsesionado(a) con una persona que ni ahora ni nunca estará en posición de corresponderte. Eres un ser errante. Buscas, no encuentras, y sufres.

Abre los ojos. En la vida hay verdad y mentira. Es cierto que se es más feliz viviendo una mentira. Pero solamente se está en paz con la verdad.

Lo triste de no ser correspondido o apreciado no es darte cuenta de ello y perder un par de ilusiones. Lo terrible es el respeto que te pierdes a ti mismo. La poca dignidad que tienes la pierdes. La inviertes en angustiosas llamadas para rogar que no te dejen, para decir que te duele y que le extrañas. Te desgastas pensando, llorando, buscando. Revisando cuentas de correo que no te pertenecen. Estando pendiente de un perfil de Facebook que sólo deberías olvidar que existe. Haciendo cosas que atentan contra ti, tu integridad y tu sanidad mental. ¿Para qué? Para no olvidar algo que no vale la pena recordar… y todo por una nefasta historia de “amor”.

Simplemente no te quiere es la verdad que te dice un verdadero amigo. La verdad que deberías ver por ti mismo. Es la única idea cuerda que vale la pena rescatar de una comedia romántica.

domingo, 28 de junio de 2009

Prosa inventada


La apariencia del mundo.
La naturaleza es la realidad tangible tras la que se oculta el horror de la muerte.
La belleza es la máscara del horror según grandes pensadores.
La belleza es una imagen, una mera apariencia que oculta el vacío de las formas por sobre el contenido. Por sobre la verdad.
No escribo teoría estética. Escribo pensamientos que emanan de mí al entrar en contacto con el pensamiento de otros. Al entrar en contacto con el mundo. Escribo poesía… y trato de que tenga sentido.
Verán, como lectores y posibles escritores, les digo que el ser humano no sólo siente ni sólo piensa. El ser humano es un ser maldito porque tiene cuerpo y alma. Es un ser tan complejo que padece su sentir y su pensar.
Ahora, no sé si logro lo que intento. Pienso mis palabras y luego las siento. Empiezo teorizando y termino poetizando una idea retórica carente de toda validez.
Y luego de repensar el diálogo entre mis ideas y mis sensaciones vuelvo al punto en el que mis sentimientos no piensan y mis pensamientos no sienten.
Si la belleza es la máscara del horror a momentos no lo entiendo. Si lo que percibimos del mundo es pura apariencia, imagen bella, soportable, de la realidad, del contenido real de la forma. Entonces lo real dista mucho de la realidad.

Sueño con ahora (divagación nocturna)

He comenzado una nueva historia en mi vida que me tiene algo desconcertada. Es el primer momento en que no quiero sufrir constantes viajes al pasado recordando algo, que alguna vez alguien hizo, comparándolo con lo que, ahora, otro hace. La memoria suele jugarnos malas pasadas con eso de los flashbacks repentinos. Malditos estímulos adecuados que nos hacen recordar.
Trato de cimentar mi confesión en aquello que se revela como algo oculto que quiere salir a flote. Los recuerdos se pierden en mi mente y ya no sé si tengo los detalles correctos o si estoy creando detalles nuevos. O llenando espacios vacíos en mi mente para sentir que el pasado aún existe. Pero la verdad es que se desvanece hasta que se vuelve a materializar en el presente con el estímulo adecuado que llena todos los vacíos.
Así es cada vez que tengo una nueva pareja y esta me abraza de la forma en que alguna vez me abrazó un primer amor. Y el revivir ese momento me traslada automáticamente a un momento que creí olvidado por completo. Es cierto. La mente nunca olvida. Todo se esconde tras una capa nebulosa de nuevas experiencias mezcladas con antiguas.
Bajo esta premisa, tan larga y poco explicativa, quiero concluir que es imposible empezar de cero y que lo nuevo no nos retorne al origen.
La primera vez que beses unos labios, los besarás por siempre. La primera vez que digas te amo vendrá a tu mente cada vez que digas te amo nuevamente. Y la primera vez que te sientas plena… y feliz… la envidiarás por siempre, porque según nuestras mentes enfermas, todo tiempo pasado siempre fue mejor.
El amor y la muerte son las grandes experiencias que te remiten a la vida. Cuando te enamoras sientes que la vida tiene sentido y vale la pena. Y cuando alguien a tu alrededor muere… la vida vuelve a ser importante. Y, al igual que el primer beso, el primer te amo y el primer amor, la primera pérdida de un ser querido es la que te marca y vuelve a ti cada vez que te hablan de morir.
No estoy viviendo una muerte ni recordando alguna. Estoy viviendo una vida que siento que no vuelve a empezar, sino que se repite.
Quiero empezar de cero y dejar de retornar. Quiero que la vida parezca nueva y los recuerdos dejen de aflorar.
Quiero, deseo, ansío, añoro. No, no añoro. Eso es extrañar; mirar a un pasado del cual me quiero desprender.
Quiero, deseo, ansío, anhelo, persigo, choco tres veces el talón de mis zapatos y pido volver a tener el vacío. Volver a tener el recipiente desocupado para llenarlo como me plazca.